RONCESVALLES - SANTIAGO DE COMPOSTELA
Después de varios años rondando la idea de realizar el Camino de Santiago en bicicleta, por fin, en agosto del año pasado lo pude hacer realidad. Once etapas y ochocientos km. de alegrías, esfuerzo, superación, risas, agobio, belleza, crispación, convivencia, sabiduría, experiencias, sufrimiento, relajación, soledad, compañía, dudas, certeza, humildad, orgullo y satisfacción. Es increíble la cantidad de sensaciones que se pueden experimentar durante una experiencia como esta, aprendes muchas cosas, derivadas de la multitud de gente con la que convives, gente de toda Europa y de todo el mundo, alemanes, franceses, italianos, argentinos, brasileños, etc., pero sin duda me quedo con gente autóctona de la zona, gente acostumbrada a ver pasar peregrinos a diario, gente hospitalaria, hablo de la gente auténtica de las aldeítas por donde pasa el camino, del grupo de abueletes sentados a la vera del sendero, que te dicen al verte pasar ¡buen camino peregrino!. Gente enriquecida por el desfile cultural, que durante siglos ha empapado esas tierras y como no, dejado su huella atravesando España desde los Pirineos hasta Finisterre.
Aunque no es oro todo lo que reluce, el "boom" de peregrinación que se ha experimentado en los últimos años, (yo lo hice en año xacobeo), ha propiciado la proliferación de la picaresca y la consolidadacion de un negocio que acompaña al peregrino desde que comienza su camino hasta que lo termina. Originariamente, siglos atrás, el peregrino encontraba socorro y hospitalidad en las gentes del camino, pero hoy en día está claro que hay mucha gente que vive del camino.
Bueno dejándonos de rollos, paso a desglosar un poco mi Camino de Santiago, fueron 1 día para ir de Mengíbar a Roncesvalles (en coche), 11 etapas en bicicleta de Roncesvalles a Santiago y otro día más para volver a Mengibar desde Santiago de Compostela (en coche "of course").
Día 1: Mengíbar - Roncesvalles. (1-8-10)
Salimos a las 6 am de Mengíbar, mis dos compañeros de fatigas, Antonio, Alonso y yo. Todo el camino trascurre sin ningún incidente, salvo por una pequeña paradiña en despeñaperros para descargar ¿eh Antonio? y algún incidente en las rotondas de Pamplona. Hasta Panplona vamos en coche de alquiler y allí conocimos a unos italianos con los que compartimos un taxi hasta Roncesvalles, conforme nos adentrábamos en los Pirineros el paisaje nos iba cautivando, su flora y su fauna nos mostraba toda su riqueza. Una vez en Roncesvalles, ¡Sorpresa!, el único albergue está completo y nos toca dormir en unos barracones prefabricados, de estos de las obras, un total de 8 personas, una pena porque el albergue es una joya de la arquitectura medieval de la zona. Roncesvalles nos ofrece un esplendido conjunto monumental, la Colegoata de Roncesvalles, antiguo hospital de peregrinos y tumba del rey Sancho VII el fuerte,es un excelente ejemplo de arquitectura medieval, un espacio mítico. Por cierto una noche de perros, lluvia, truenos y mas ruidos de la noche.
http://www.roncesvalles.es
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